LA MUJER:
La mujer árabe se encuentra en una situación de sumisión, la mujer es inferior al hombre por naturaleza teniendo éste la primacía total y absoluta sobre ella. En un fragmento del Corán podemos contemplar esta dominación:
“Los hombres están por encima de las mujeres, porque Dios ha favorecido a unos respecto de otros, y porque ellos gastan parte de sus riquezas a favor de las mujeres".La mirada de la mujer árabe tiene como prohibición el mirar francamente, debe bajar los ojos ante su padre o su marido como signo de sumisión y ocultarse para observar el mundo exterior, la mujer árabe está restringida al ámbito doméstico, depende económicamente de su marido, el acceso a la educación está vedado, casi el 90% de las mujeres son analfabetas; en el mundo sólo puede desempeñar sectores que son poco apreciados por el hombre, como puede ser el oficio de maestra o enfermera.

LA HOMOSEXUALIDAD:
Las opiniones islámicas sobre la homosexualidad son tan variadas como las de las otras religiones mayoritarias y han sufrido modificaciones a lo largo de la Historia. El Corán y el Hadiz contienen condenas expresas de los actos sexuales entre personas del mismo sexo.
El castigo legal para la sodomía ha ido cambiando según las escuelas jurídicas: algunas prescriben la pena capital, mientras que otras prescriben un castigo discrecional menor. La homosexualidad es considerada un delito y está prohibida en la mayoría de países islámicos, como en Arabia Saudí o Irán. En algunos países islámicos relativamente seculares o multi-religiosos como Argelia, Túnez, Indonesia o Turquía hay más tolerancia.El Corán proclama el Islam como la "religión de la Naturaleza," y santifica y promueve las relaciones sexuales dentro del matrimonio.
EL CUERPO:
La visión del cuerpo en el mundo musulmán está llena de prohibiciones, a causa de los valores religiosos y sociales.
El cuerpo humano en el pensamiento islámico, está íntimamente ligada a la psique, ya que considera el desdén por el cuerpo como una serie de preceptos muy minuciosos sobre la forma de manejar el cuerpo, fuente de legítimo placer pero también de impureza, que el más allá de las preocupaciones higiénicas y en el plano simbólico, es uno de los máximos peligros para el alma humana. Y el mundo femenino es una amenaza constante para la pureza masculina el hombre debe protegerse contra ese ser maléfico, y aparentemente débil pero capaz de arrastrarlo hacia la rebelión contra la voluntad divina.
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